TERREMOTO DE ÁNCASH
Para los fallecidos era el fin del mundo y para los sobrevivientes fue el inicio de una nueva era
Ernesto Gadea, sobreviviente del terremoto.
HISTORIAS

Recuerdos prematuros
Olinda Espinoza, a su corta edad de dos años, fue testigo de una de las tragedias que devastó a la ciudad y provocó un aluvión que sepultó Yungay, en Áncash. Aquel 31 de mayo de 1970, significaba un día festivo para ella y su familia, sin embargo, nunca imaginaron que el día de su cumpleaños la pasarían entre escombros, lodo, y sobre todo, entre un ambiente mortífero. Ahora, a sus 53 años, vive para contarlo. LEER MÁS…

José y el quiebre de Huaraz
José dibujaba un afiche inspirado en la película de la popular banda “The Beatles” cuando en menos de minutos su sueño provinciano idílico se vio destruido con un terremoto que fue, según él, como una bomba atómica. “Teníamos todo. Nuestra zona de confort era muy linda, mi familia era reconocida y a mi papá lo querían bastante”. LEER MÁS…

Renacer
A los 11 años, Ernesto Gadea experimentó uno de los terremotos más fuertes del país y las devastadoras consecuencias que este trajo para su vida. La siguiente entrevista narra lo que tuvo que pasar aquella tarde de 1970. LEER MÁS…

Los colores de Áncash
El circo montado, los niños expectantes y felices, las luces, los payasos, las golosinas. En el aire se olía la festividad que pronto desvanecería ante los ojos de la comunidad, ella no estaba ahí, menos mal. CONOCE MÁS EN FACEBOOK.
Primeras planas del desastre



